1.2- La crisis del modelo agroexportador
La crisis de 1929 repercutió duramente en América Latina. Demostró la ineficacia y el agotamiento del modelo agroexportador y generó la necesidad de comenzar a instrumentar modificaciones en las estructuras económicas y sociales que permitieran disminuir los efectos negativos de la crisis. La crisis provocó:
La disminución de la producción de bienes primarios, sumada a los problemas estructurales ya existentes en las zonas agrícola-ganaderas, determinó la menor necesidad de trabajadores y, por tanto, favoreció la emigración campo-ciudad.
Se dieron las condiciones para disponer de una mano de obra abundante y barata en los centros urbanos, que comenzaban a industrializarse. Surgió una nueva burguesía industrial que se alió con la antigua oligarquía, desplazada solo en parte del poder económico y político.
El Estado actuó, en general, como mediador entre estos dos grupos de poder, fue árbitro en diversas circunstancias, inclinándose por la protección del nuevo sector industrial sin dejar de lado a la antigua oligarquía.
- la disminución de los precios internacionales de las materias primas;
- el descenso en las compras por parte de los países industrializados afectados por la crisis;
- el aumento en el valor de los productos manufacturados;
- el retiro de capitales y la disminución del crédito internacional;
- la disminución en el salario de los trabajadores y el aumento del desempleo;
- una situación de inestabilidad, que llevó a movilizaciones obreras y campesinas
- Se redujo la producción de materias primas para contrarrestar los efectos de la disminución de los precios internacionales.
- Comenzó la intervención del Estado en la economía.
- Surgió la necesidad de diversificar la economía.
- Se adoptaron medidas de proteccionismo aduanero.
- Se debilitaron los lazos económicos con Gran Bretaña, al mismo tiempo que se acentuaron con Estados Unidos.
- Se produjo el debilitamiento de las oligarquías tradicionales, afectadas por la crisis económica del sector agrícola.
La disminución de la producción de bienes primarios, sumada a los problemas estructurales ya existentes en las zonas agrícola-ganaderas, determinó la menor necesidad de trabajadores y, por tanto, favoreció la emigración campo-ciudad.
Se dieron las condiciones para disponer de una mano de obra abundante y barata en los centros urbanos, que comenzaban a industrializarse. Surgió una nueva burguesía industrial que se alió con la antigua oligarquía, desplazada solo en parte del poder económico y político.
El Estado actuó, en general, como mediador entre estos dos grupos de poder, fue árbitro en diversas circunstancias, inclinándose por la protección del nuevo sector industrial sin dejar de lado a la antigua oligarquía.
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