Latifundio 2
Un latifundio es una importante
extensión de tierra perteneciente a un único dueño o a pocos dueños asociados,
generalmente ociosas o poco productivas desde el punto de vista agropecuario.
Las extensiones de tierra mínimas necesarias para poder hablar de latifundio
pueden variar de acuerdo a cada país.
Este término posee hoy en día una
connotación negativa, asociada al reparto desigual de las tierras, y proviene
de la antigüedad romana, en la que se hablaba de latifundium para las
propiedades agrícolas extensas, generalmente en manos de propietarios locales
ricos. Dicha palabra provino de la unión de latus (“ancho” o “extenso”) y
fundus (“fondo”, “raíz” o “base”).
El latifundismo, es decir, la
tendencia al latifundio, surgió desde épocas antiguas como consecuencia de la
conquista militar o la expansión colonial, ya que las tierras recién adquiridas
eran a menudo repartidas entre los caudillos militares como premio por su
desempeño en la guerra.
Un perfecto ejemplo de ello fue
el reparto de tierras americanas luego de la conquista y colonización española,
en los siglos XVI al XVIII. Dichas tierras pasaban a formar parte del
patrimonio de la aristocracia local, trabajadas por mano esclava africana y
administradas bajo un régimen feudal.
Con el paso del tiempo y la
independencia americana, los descendientes de aquellos primeros terratenientes
se convirtieron en los grandes tenedores de tierras de las repúblicas
hispanoamericanas, es decir, en sus latifundistas.
El latifundio ha sido combatido a
través de distintas estrategias por los Estados, especialmente durante
gobiernos progresistas, pues se lo considera una fuente de desigualdad y
empobrecimiento: grandes extensiones de tierra inútil en manos de familias ricas
y poderosas, por ejemplo, dejan poco margen de trabajo a las clases
históricamente menos favorecidas. Una de estas estrategias es la llamada
reforma agraria
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